No es un sueño, es real y queda a pocas horas de Buenaventura. Los paisajes que hasta el momento había visto a través de documentales tranochados de la National Geographic o de algún clic despistado en Google Earth, volvían a mi mente frente a aquel hermoso y desconocido paisaje.
Juan de Dios es una reserva natural ubicada en Bahía Málaga a 40 minutos aproximadamente de Buenaventura, y a diferencia de las playas que la rodean, su arena es clara, casi queriendo ser tan blanca como la que cubre el suelo del caribe, pero mezclada con el sabor y los tonos oscuros del pacífico.
Al llegar la diferencia salta a la vista: no hay gafas, trenzas, ni ningún vendedor con patas de cangrejo, dispuesto a ganarse lo de un mes con algún turista ingenuo, aquí el cuento es otro. Desde que te bajas de la lancha y sientes como tus pantalones se mojan mientras caminas para llegar a la orilla, la imponencia del paisaje te la bienvenida. Es como entrar en las entrañas latentes de un gigante tranquilo, dispuesto a arrebatarte el estrés de otros lugares ajenos a su paz infinita.
¡Y ojo! aunque suena muy relax, este parche es para aventureros todo terreno, aquí no hay energía eléctrica ni barra libre de snacks o cócteles; aquí hay atardeceres, pájaros, plantas y animales difícil de ver en otros lados. No hay empleados que te lleven el desayuno a la cama, tan sólo una mujer cálida que seguro te ofrecerá té mientras ves cómo se esconden los cangrejos a la orilla del mar.
El viaje es muy recomendado y no sale costoso, lo ideal es armar la mochila y lanzarse al agua, literalmente, un fin de semana (3 días, dos noches), con $550.000 cubre todo, incluyendo el viaje a Buenaventura y el transporte hacia la isla (por pareja). Lleve una buena cámara, en lo posible a prueba de golpes y resistente al agua; el paseo en Kayak por los esteros de la playa puede ser muy tentador, así que es mejor ir preparado. Y de regreso a su ciudad aliste algo para el guayabo, de seguro extrañará levantarse con las olas del mar y con el encanto de Juan de Dios.